Arturo López asegura que
desde pequeño le llamaba mucho la atención el desierto y la montaña. Por eso
cuando recibió el llamado para integrarse al Grupo de Rescate Aguiluchos no lo
pensó dos veces.
Hoy en el cargo de comandante
de uno de los grupos de voluntarios más reconocidos por la comunidad, recuerda
aquellos momentos e inicios.
“Mi padre cuando estábamos
pequeños nos llevaba mucho al Centinela, debajo de un árbol o la orilla de la
carretera, todo ese tipo de cosas. Entonces conozco al director de Aguiluchos,
el comandante Cruz Arce y me llama la atención todas las cosas que hacían; fue entonces
que empecé a trabajar con él”, rememoró.
(Parte del
artículo que podràs encontrar en la próxima edición impresa y digital de
ùnicoBC, que muy pronto estará en circulación)
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